domingo, 16 de septiembre de 2007

Enrique Lihn

Enrique Lihn (1929-1988) es, a mi modesto entender, una de las joyitas literarias chilenas, uno de esos escritores que no te dejan incólume. Personalmente, él fue quien me destrozó la cabeza y me indujo a estudiar Letras, aún recuerdo los versos que me leyera Enrique, mi amigo, el día de mi cumpleaños 21:

"Corte de pelo"
Te pedí que te cortaras el pelo
para que volviera a su suavidad natural
Como todo lo demás, lo hiciste a medias
A medias me rompieron la cara en tu nombre,
a la vuelta de la esquina
y a medias me esperabas, entretanto, en la casa,
pues partiste en seguida
a refugiarte en otra.
Y a medias le habías dicho al agresor que me amabas.
Pero, eso sí, le diste mi nombre y mi dirección
pues no todo ha de hacerse a medias
tuviste la honradez de pensar
en un cincuenta por ciento.

Sin embargo, "Nathalie a simple vista" es el poema que me ha seguido todos estos años ("Atrévete a decir que no habías mordido / sino sólo pequeños frutos ácidos").

De su obra debe destacarse que navegó los mares de la lírica, del cuento, de la novela, del ensayo y de la crítia literaria. Son indispensables sus acercamientos a Parra. En torno a él giró la generación literaria del '50 en Chile. Lo suyo es lo prosaico en la poesía, la poesía escrita no para poetas (como Gonzalo Rojas) sino para el tipo en la feria, una especie de Roberto Arlt.

Entre sus obras, destacamos: "Al bello aparecer de este lucero" (Poesía), "Poesía de paso" (Poesía), "Agua de arroz" (Cuentos), "Batman en Chile" (Novela).